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Desde Sonora se trabaja en pacificar cárceles en México a través de la mediación.

  • Nacional

📅 2 de diciembre de 2021, 09:03am

👤Redacción El Industrial

⏱️5 min

El doctor Jorge Pesqueira Leal, presidente del Patronato de Reintegración Social del Estado de Sonora, es el precursor de la justicia restaurativa y mediación, así como creador del modelo que se ha implementado desde 2003 en el noroeste del país.

De frente a la realidad crítica en México y otros países del mundo, Pesqueira buscó y encontró vías alternas a la justicia ordinaria con un método que no había sido visto antes: la capacitación de las propias personas privadas de la libertad para gestionar la solución de conflictos al interior de los centros penitenciarios.

“En los reclusorios hay personas buenas que quieren cambiar y, con la libertad, no repetir las conductas criminales”, También hay quienes desde adentro solo esperan que pasen los años para continuar con su carrera como delincuentes, dijo el doctor en derecho, sociología y criminología.

Lo que hicimos como patronato fue crear un modelo de readaptación para ilícitos concretos, como para homicidio, secuestro, violación y delitos menores que hacen mucho daño a la sociedad como el robo y, en particular, el robo con violencia, pero, para poder instrumentar estos programas era indispensable pacificar los centros por los niveles de violencia que existían y optamos por generar una estrategia consistente en formar internos e internas como mediadores y mediadoras, personas con la capacidad de ser operadores de justicia restaurativa: hicimos algo que no existía en el mundo” agregó.

En la última década del siglo pasado no estaban institucionalizadas la mediación ni la justicia restaurativa, explicó Pesqueira, entonces tuvo la oportunidad de iniciar el movimiento de estas dos metodologías o corrientes del derecho en México.

En el caso de la mediación, aplica a todo tipo de conflictos y, en lo que se refiere a la justicia restaurativa, hicimos hincapié en la materia penal, que actualmente se aplica a lo largo y ancho de la República Mexicana, explicó el jurista.

Con la mediación procuramos crear condiciones para que se reduzca la violencia, se reduzca el acoso, se reduzca el hostigamiento y esto abra espacio a que la criminalidad como la vivimos, la tragedia que se vive actualmente en México, pueda ser superada.

En aquel momento se convocó a través de la Universidad de Sonora y del Instituto de Mediación de México -que también preside- a una serie de congresos nacionales y anuales a partir del año 2001 y hasta la fecha, pero también a escala mundial a partir del 2005, celebrados en África, la Unión Europea y en el continente americano.

“Estamos hablando de dos metodologías que nosotros hemos construido orientadas a la generación de cultura de paz”, dijo Pesqueira, “incluso en el ámbito de la mediación y que fuera más potente el hecho de que quienes participan en estos procesos experimenten crecimiento psicoemocional y particularmente aprender a gestionar sus conflictos”.

De acuerdo con el especialista en Antropología Criminal, la mediación aparece como un remedio para que quienes tienen un conflicto encuentren un espacio con las condiciones para resolverlo con el apoyo de una tercera persona experta, sin embargo, Pesqueira creó la metodología de mediación asociativa que busca no solo la resolución del conflicto, sino la identificación de los problemas de raíz para sanar la relación.

Por ello, estos recursos llegaron a los centros penitenciarios de Sonora donde, con la colaboración entre el Patronato de Reinserción Social y Sistema Estatal Penitenciario, se han llevado diplomados en Mediación a las personas privadas de la libertad con el objetivo de otorgarles herramientas pacificadoras que resulten útiles para modificar patrones de comportamiento y conducta en situaciones de riesgo.

“Cuando hablamos de prisiones, centros de rehabilitación o readaptación, pensamos en lugares inseguros, donde lo más probable es que el delincuente acentúe su peligrosidad” dijo Pesqueira, “es decir, que aprenda más, pues aluden a que los centros son universidades del crimen. Nosotros encontramos la posibilidad no nada más de realizar programas y actividades como la capacitación para el trabajo o para pasar de un nivel educativo a otro, sino que nos pusimos como reto su readaptación social y, en ese sentido, comenzamos a trabajar a partir del año 2004 y este modelo que desarrollamos actualmente se aplica en ciertos países de Europa, del resto del continente americano e incluso en África”.

El Sistema Estatal Penitenciario explica que el programa de “Mediación entre Pares”, busca formar perfiles entre las propias personas privadas de la libertad “como mediadores pacificadores, a efecto de desarrollar en ellos habilidades, destrezas, conocimientos, capacidades y competencias que contribuyan al desarrollo de estrategias técnico metodológicas que les permitan, mediante el uso de métodos colaborativos, dirimir cualquier disputa o conflicto entre sus similares por medio de la vía pacífica que conduzca a la celebración de acuerdos mutuamente aceptables, propuestos por las mismas partes.

De este modo, el conflicto se resolverá escuchando los intereses y pretensiones de las partes, y son estas quienes aportan la solución y donde la labor del mediador será la de facilitar el diálogo entre las mismas, estableciendo un espacio de confidencialidad, voluntariedad, imparcialidad, honestidad, tolerancia y respeto.

Las personas privadas de la libertad que han sido capacitadas como mediadoras y que se encuentran en un proceso avanzado, ahora incluso instruyen -dentro de los mismos centros penitenciarios- a vecinos de colonias conflictivas que los visitan para formarse como mediadores pares.

“El objetivo fue que hubiera -dentro de los reclusorios y con los mismos internos que no le cuestan al Estado- equipos encargados de que, si surgía un conflicto y a la distancia un interno mediador observa que está por producirse un enfrentamiento, aparezca en escena, serena, con habilidades que ha desarrollado, con destrezas y competencias y lograr que el conflicto no escale a un enfrentamiento con heridos o muertos”.

Y continuó: “Nos llevó tiempo producir esta pacificación que nos ha permitido desarrollar el modelo de readaptación social, la capacitación para el trabajo, la salud y educación, pero sobre todo que las persones aprendan que existe un mundo distinto al que han vivido, que se produzca una transformación dentro de prisión, que se reconecten dentro de la familia”.

Al día de hoy, el modelo ha logrado colocar en una misma línea a los 13 centros de readaptación de Sonora y establecer convenios con otros espacios de la misma índole en México y el mundo, acciones que han generado condiciones para que otros programas puedan implementarse.

“Tenemos, por ejemplo, un par de programas en coordinación con la Universidad de Sonora, la Secretaría de Seguridad Pública y la Coordinación del Sistema Estatal Penitenciario para formar instructores del deporte y para pequeños empresarios con un certificado expedido por la universidad” dijo Pesqueira.

El modelo es amplio, pero lo importante es que no hubiera podido suceder si no encontramos ese camino: de decir que el terreno de un reclusorio -cualquiera de México, Latinoamérica o el Caribe- es una tierra estéril, que no produce, que no genera. Entonces, nosotros a través de la mediación y la justicia restaurativa, dimos abono a la tierra que se convirtió en fértil y esa fertilidad ha permitido programas que se conviertan en estrategias eficaces para la reintegración social de las personas sentenciadas, agregó.

La invitación para participar dentro de estos modelos está abierta: en el Instituto Mexicano de Mediación, fundado en 1998, se capacita a mediadores que, a su vez, sean quienes instruyan a las personas privadas de la libertad. Toda la información puede solicitarse en la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE) o en el Patronato de Reintegración Social del Estado.

“Si yo soy psicólogo, abogado o de cualquier profesión y tengo interés, se abre el espacio para forjarme en estas disciplinas y poder prestar servicio dentro y fuera de una prisión”, concluyó Pesqueira.

Ya existe el Doctorado en Mediación y Justicia Restaurativa: esto ya es un movimiento que no se contiene, que está trabajando día a día para lograr y decir que sí es posible que en cada colonia existan personas preparadas para desactivar la violencia y mejorar la convivencia, pero se requiere un ejército de personas con disposición para profesionalizarse.

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