Hablando del deporte y derechos humanos: a propósito de los Juegos Olímpicos
📅 13 de agosto de 2021, 01:51pm
👤Angélica Solórzano Correa
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Los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020 llegaron a su fin y con ello nos dejaron nuevos records, nuevas figuras olímpicas y nuevas historias de los mejores atletas del mundo de las diferentes disciplinas que participaron. Sin embargo, la victoria olímpica no fue para todos y más para aquellos provenientes de países que tienen pocas posibilidades de que sus deportistas sobresalgan.
Para la delegación mexicana que participó en estos Juegos Olímpicos no obtuvo los resultados esperados, con apenas 4 medallas de bronce México cerró su participación en esta justa deportiva, las opiniones de esta participación han sido desde hablar de un fracaso como delegación, hasta el que los deportistas hicieron su mejor esfuerzo, ya que no se debe demeritar la participación de quienes alcanzaron la calificación en las finales en sus disciplinas.
Alexa Moreno fue un claro ejemplo de una atleta que está a la altura de las mejores gimnastas y su cuarto lugar es de reconocimiento.
Pero ¿Qué pasa entonces con los pocos resultados de la delegación mexicana que no ha podido alcanzar un constante resultado de sus atletas en los Juegos Olímpicos?
Los menos culpables son los propios deportistas, mucho se habla del poco presupuesto que siempre se le ha destinado a la práctica deportiva y a los atletas, tan sólo en el gobierno del presidente de Andrés Manuel López Obrador en este año fiscal se le destinó 107.5 millones menos en comparación con 2020, aunado a la cancelación del fideicomiso destinados al deporte.
El problema de la práctica del deporte en México y sus buenos resultados en competencias mundiales va más allá que solo considera el bajo presupuesto, el problema es estructural: no hay políticas públicas reales en todos los niveles de gobierno que incluya entre otros factores, la creación y mantenimiento de infraestructura, hasta programas integrales que se involucre a la CONADE (Comisión Nacional del Deporte) con el desarrollo de la práctica en las escuelas de educación básica y media junto con la creación de ligas estudiantiles en todos los niveles, y así que no se pierda el vínculo con el desarrollo del deporte en Universidades, o con la promoción en centros deportivos, por lo que en todo momento hay una continuidad de práctica y competencia.
Sin duda un factor siempre importante es el combate de la corrupción de los dirigentes deportivos; la rendición de cuentas de quienes dirigen al deporte en todos los niveles debe darse a conocer así como sus sanciones.
La prioridad y la promoción de la práctica deportiva es parte del desarrollo del ser humano y en México debe tratarse como un tema de salud física y mental.
Y es precisamente esto último que le permita al deporte vincularse como un derecho humano y como tal, dar la importancia de la garantía de su práctica y promoción bajo esquemas reales.
Este reconocimiento podemos ver su sustento en instrumentos jurídicos internacionales como la Carta Olímpica que reconoce la práctica deportiva como un derecho humano: “Toda persona debe tener posibilidad de practicar deporte sin discriminación de ningún tipo y dentro del espíritu olímpico que exige comprensión mutua, espíritu de amistad, solidaridad y juego limpio”.
En el Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales se reconoce el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel de salud física y mental y el deporte es parte de esta salud, y que para México traerá más beneficios si su sociedad pueda acceder a la práctica deportiva permitirá incluso combatir enfermedades crónicas que aquejan a la población como la diabetes y obesidad. Esperemos que quienes dirigen al deporte en México tengan una visión integral y que los resultados se vean reflejados en las próximas ediciones deportivas.