Featured image of post Los aranceles de Trump y la industria textil a nivel global: un efecto dominó con costos elevados y ganancias inciertas

Los aranceles de Trump y la industria textil a nivel global: un efecto dominó con costos elevados y ganancias inciertas

Dra. Rocio Mendez

Cuando la administración de Donald Trump implementó su política comercial proteccionista, marcada por fuertes aranceles sobre productos chinos, pocos anticiparon la magnitud del efecto dominó que provocaría en industrias tan globalizadas como la textil y el calzado. Hoy, en 2025, ese impacto sigue reconfigurando no solo flujos comerciales, sino también estrategias empresariales, precios al consumidor y cadenas de producción en múltiples continentes.

El resultado fue y sigue siendo una disrupción masiva. Las empresas absorbieron costos adicionales por cambios de proveedor, transporte y adaptación, pero también trasladaron parte de ese peso al consumidor, encareciendo significativamente el producto final y las consecuencias se reflejan directamente en las etiquetas de precios. Aunque en su momento los aranceles se promovieron como una herramienta para reducir el déficit comercial y proteger las industrias nacionales, los efectos colaterales no se hicieron esperar.

En sectores como el textil y la moda -altamente complejos, fragmentados y dependientes de dinámicas globales-, los aranceles generaron un profundo impacto. El aumento de tarifas a la importación a productos chinos – que en algunos casos superaron el 145 %- obligó a muchas empresas estadounidenses a reconsiderar sus proveedores, lo que provocó una desestabilización en la producción y un aumento en los costos para fabricantes y consumidores.

Según datos de la American Apparel &Footwear Association, desde 2019 el 41% de las empresas textiles estadounidenses han trasladado sus fábricas fuera de China para sortear, los primeros aranceles; mudar sus fábricas a otros países del sudeste asiático como Vietnam, Indonesia, Camboya o Sri Lanka implicó asumir mayores costos.

Empresas como PVH Corp (propietaria de Calvin Klein y Tommy Hilfiger), con casi 9,200 millones de dólares de ingresos por ventas, enfrentaron aumentos de costos que oscilaron entre el 15% y el 30% según informes de la empresa, debido a que más de la mitad de sus fábricas (56,2%) se encuentran en Asia, sin contar otras 20 nuevas plantas planeadas en la región.

Por su parte, Levis Strauss &Co. reportó un incremento del 10% en gastos operativos los cuales se tradujeron parcialmente en aumentos al consumidor. La marca de calzado Steve Madden, por ejemplo, retiró el 85% de su producción de China y la trasladó a países como Camboya, Vietnam, México y Brasil. Sin embargo, estos cambios no siempre fueron suficientes para mitigar el impacto económico porque la imposición arancelaria incluye a estos países.

Aunque la intención es recuperar empleos en la industria textil y de calzado en EE.UU., la realidad es distinta. Según la Oficina de Estadísticas Laborales, mientras que en 2015 se tenían a 139.000 personas trabajando en la fabricación de prendas, ese número ha caído drásticamente a poco menos de 85.000 para enero de este año, lo que significa que la estrategia arancelaria no es la solución al problema. El pretender que la producción se realice con mano de obra estadounidense será todo un reto, no solo porque no hay suficiente mano de obra cualificada sino porque hay pocas personas dispuestas a trabajar en el sector y las pocas disponibles pretenden un salario oneroso. La única alternativa sería recurrir a la mano de obra inmigrante indocumentada, para mantener los bajos cotes, pero estos trabajadores son los mismos que Trump ha prometido reprimir.

Otro de los grandes retos es la reconfiguración de las cadenas de suministro para producir completamente en Estados Unidos. Por ejemplo un zapato típico requiere de más de 70 componentes distintos, desde cordones de algodón hasta ojales metálicos, y actualmente no hay suficientes proveedores locales para abastecer esa demanda.

Paradójicamente, uno de los objetivos clave de la política arancelaria es revitalizar la industria textil y de calzado estadounidense pero solo se está cumpliendo parcialmente porque el sector textil nacional sigue siendo incapaz de competir en volumen y la política comercial externa se percibe como un esfuerzo desconectado de la realidad global.

En conclusión, el intento de reactivar la industria textil y del calzado en Estados Unidos para que sea autosuficiente ha resultado ineficaz. Las decisiones arancelarias de Trump han generado efectos colaterales profundos y duraderos en diversos sectores. Si bien se pretende fortalecer la producción nacional, el resultado ha sido distorsión en el comercio, encarecimiento de productos y un entorno de negocios más incierto.

En un mundo profundamente interconectado, las soluciones aislacionistas que propone la Casa Blanca están causando serios problemas que afectan tanto a las empresas estadounidenses como al consumidor.

Somos un medio de comunicación multimedia especializado en noticias de negocios, economía y finanzas, enfocado en el norte de México.
Contacto: jonathan.monter@gmail.com