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Nearshoring: la clave estratégica para el futuro económico de México

Dra. Rocio Mendez

Ante los efectos negativos generados por la globalización, las empresas se dieron a la tarea de diseñar nuevas estrategias que les permitieran acortar distancias, minimizar costos y reducir riegos logísticos que complicarían la entrega de sus mercancías en el país de destino.

Y en este contexto surge el nearshoring, entendido como la relocalización de la producción hacia regiones más cercanas a los mercados finales, especialmente por la gran promesa económica a nivel global. Este fenómeno ha alcanzado su auge por una serie de eventos disruptivos: tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, la pandemia de COVID-19 y el resurgimiento de políticas industriales en países desarrollados.

A diferencia del offshoring, que trasladó cadenas de producción a destinos lejanos buscando menores costos laborales, el nearshoring propone acercar los procesos productivos a los mercados de consumo. Además, pretende mitigar riesgos geopolíticos, reducir tiempos de entrega, aprovechar tratados comerciales e incluso robustecer la cadena de suministro. Y es que en este escenario global, muchas empresas multinacionales consideran que ya no basta con ser eficiente, sino también es necesario ser resiliente.

En el caso de México, la implementación de esta estrategia empresarial se facilitó con la firma del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), el ingreso masivo de empresas maquiladoras como Procter &Gamble, Ford, General Electric y John Deere, aprovecharon la reducción o eliminación de aranceles y la apertura comercial para establecer aquí sus plantas.

En poco tiempo, México se convirtió en un destino atractivo para las empresas de Estados Unidos y Canadá debido, también, a su ubicación geográfica, mano de obra calificada y costos laborales competitivos.

En la actualidad, el nearshoring, continúa evolucionando y expandiéndose, las empresas de diversos sectores como: el tecnológico, el automotriz y el electrónico han reconocido los beneficios de esta estrategia y la han elegido como una solución para reducir la dependencia de la cadena de suministro global y minimizar riesgos asociados con eventos inesperados, como las pandemias.

En tal sentido, se puede afirmar que el nearshoring en México ha tenido un impacto evidente en la creación de empleo y el desarrollo de sectores industriales. Un 37% de las solicitudes relacionadas con esta estrategia se relacionan con la manufactura, mientras que un 36% se vincula con el transporte y el almacenamiento.

De acuerdo con los datos más recientes emitidos por la Secretaría de Economía, la Inversión Extranjera Directa (IED) relacionada con el nearshoring, durante el primer trimestre de 2025, creció en un 165% en comparación con el primer trimestre de 2024, al alcanzar los 1,590 millones de dólares. Lo que implica una gran ventana de oportunidad para consolidar la IED en el país.

Sin embargo, esto no significa que no haya áreas de oportunidad para que el gobierno mexicano logre la sostenibilidad de estas inversiones. En el norte de México, que se ha convertido en un polo de atracción para la IED, se enfrentan problemas significativos en términos de suministro eléctrico y acceso al agua. Por su parte, en la región del Bajío, el incremento de la inseguridad a causa del crimen organizado pone en entredicho la viabilidad del país como destino de inversión en Estados como Jalisco, Aguascalientes y Guanajuato.

Si a esto le sumamos la reciente política arancelaria del Presidente estadounidense Donald Trump, podemos prever un escenario incierto para la IED en México. Empero, resulta paradójico que, en este entorno incierto, México mantenga una ventaja competitiva como destino de inversión frente a otros países, a pesar de las amenazas de Trump.

Es decir, para cualquier empresa que busque reconfigurar sus procesos fuera de Estados Unidos, México continúa entre los destinos más atractivos de la inversión por su cercanía geográfica, los bajos costos de la mano de obra y la integración de sus cadenas de valor.

Con esto no quiero decir que nuestro país tenga garantizado el ingreso de IED, porque este fenómeno no será sostenible ni equitativo sin políticas públicas que garanticen infraestructura logística, capital humano capacitado, seguridad y certeza jurídica.

Es necesario tener en cuenta que, el nearshoring es una oportunidad para redefinir el papel de nuestra economía en el escenario global y si las cosas continúan como hasta ahora, México podría resultar favorecido, o menos perjudicado que otras economías, al final de esta inestabilidad internacional.

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